La transición a un nuevo tipo de alimento: 5 pasos clave

MVZ MMVZ MenNutA Dipl. Alejandra Guerrero
Vet Specialist Royal Canin México
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Punto 1. Que el cambio sea necesario

Uno de los manejos más apropiados para perros y gatos es el utilizar un alimento que cumpla con sus necesidades nutricionales por el mayor tiempo posible. Esto significa que, si encontramos un producto adecuado de una marca en particular, se sugiere mantenerlo a lo largo de toda la vida del paciente, con esto evitamos que el intestino pueda presentar episodios de inflamación debido a cambios innecesarios en su dieta.

Cuando las necesidades nutricionales o energéticas del perro o gato dejan de ser cubiertas por el alimento habitual, o si se presenta alguna enfermedad que requiera un manejo clínico nutricional, es entonces cuando se sugiere cambiar a un alimento de prescripción o con un balance nutricional diferente. Un ejemplo de esto es en pacientes que presentan cuadros de gastroenteritis, que necesitan un alimento bajo en grasas temporalmente, o aquellos pacientes que desarrollan una enfermedad crónica como la diabetes, y requieren un alimento especial de por vida.

El cambio de alimento siempre debe estar respaldado por el médico veterinario. Se debe conocer a profundidad para qué está pensado, así como entender las características en cuanto a sus nutrientes (bajo en grasa, alto en fibra, moderado en proteína, alimentos hidrolizados, etc.) y cómo este ayudará al padecimiento de la mascota en cuestión. Además, es importante conocer el tiempo durante el cual debe mantenerse esta nueva dieta.

Punto 2. Tiempo de adaptación intestinal

La transición a un nuevo alimento debe realizarse a lo largo de 4 o 5 días para permitir que el intestino se adapte porque puede tener una digestibilidad diferente o una cantidad de grasa más alta que el anterior. Si el intestino se inflama debido a cambios bruscos, sus funciones normales se verán alteradas y esto puede traducirse en vómitos, diarreas o inapetencia.

Punto 3. Intestino sano = Defensas contra todo lo potencialmente dañino

Un dato muy importante es que a lo largo de todo el tracto digestivo se tienen barreras de defensa y protección, ya que el alimento antes de ser ingerido, se encuentra expuesto al medio ambiente. Aunque tengamos cuidado con lo que comemos, el simple contacto con la atmósfera que nos rodea involucra que todos los alimentos contengan partículas que pueden ser potencialmente dañinas para el organismo. Los órganos que componen este complejo sistema se encargan de neutralizar o controlar estos microorganismos.

Para proteger al perro o gato, el sistema digestivo realiza cambios en su pH, aumenta la producción de células de defensa, secreta ciertos tipos de líquidos y moléculas, crea procesos inflamatorios o modifica el tiempo de tránsito del alimento y la cantidad de agua que contiene, entre otros mecanismos. Un cambio brusco de alimento puede llevar a una inflamación intestinal y afectar todos estos mecanismos.

Punto 4. Asimilación de nutrientes

Hablando específicamente de la salud del intestino, debemos procurar mantenerlo en óptimas condiciones, así como a todo el tracto gastrointestinal, sin importar la enfermedad o etapa de vida en la que se encuentre mi perro o mi gato. En todo momento necesitaremos un tracto gastrointestinal funcional el cual absorba los nutrientes y no genere procesos inflamatorios descontrolados. Cualquier enfermedad puede complicarse si el intestino no es capaz de digerir y absorber los nutrientes que se le están proveyendo. Recordemos que las enfermedades crónico degenerativas se presentan cuando existen deficiencias nutricionales prolongadas.

Punto 5. Evitar neofilia en perros

En el caso de los perros, algunos estudios han descrito un comportamiento muy particular llamado neofilia alimentaria, que se desarrolla si se cambia constantemente de dieta. Esto implica que para los caninos será totalmente normal el que les cambiemos de alimento, y que si no lo hacemos de manera constante pueden generar rechazo que se reflejará en una baja del consumo de su ración. Esto no favorece ni a la mascota ni al tutor, ya que se puede llegar al punto al de haber probado todas las marcas de calidad súper premium y ninguna de ellas le genere al perro el gusto por consumirlas, optando por buscar alimentos de calidades diferentes (generalmente más bajas), lo cual puede afectar a su salud intestinal.

Es un manejo adecuado que desde los primeros 2 hasta los 7 meses de vida les demos a conocer texturas diferentes en el alimento, siempre y cuando sea con alimentación húmeda, preferentemente de la misma marca de la que se les da la croqueta, esto solamente con el fin de que conozcan las distintas texturas. De esta manera, los ingredientes tendrán el mismo origen y calidad, lo que facilitará su aceptación.


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