¿Convulsiones, que hacer al respecto?
MVZ Suhad Sinobias Elias
Hospital Veterinario UNAM-Banfield
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Una convulsión es la manifestación clínica repentina, a menudo inesperada de una actividad neuronal excesiva anormal en el cerebro.
Preictus y Aura: Es la etapa inicial de una convulsión. Durante este periodo que dura unos minutos o incluso horas, los animales tienden a tener cambios de comportamiento, como son el aislamiento, inquietud, salivación, miedo, apego por el propietario, depresión, entre otros.
Ictus o periodo crítico: donde se produce la convulsión. Se pueden observar movimientos musculares involuntarios (lo más común con el ejemplar yaciendo en el suelo y semejando que está caminando) que duran desde unos segundos hasta minutos. En esta etapa el animal puede perder la consciencia.
Posictus o periodo poscrítico: Este es el periodo final de la convulsión, se caracteriza con comportamientos inusuales como desorientación, orinar o defecar involuntariamente, apetito y sed de manera excesiva, debilidad y a veces les molesta el sonido o la luz. Consecuencias de episodios convulsivos graves o prolongados podemos tener perdida de la visión, caminar en círculos y agresividad repentina. Afortunadamente todas son reversibles, pero pueden duras de días a semanas.
Existen además otro tipo de convulsiones según su clasificación como convulsiones focales o localizadas que provocan movimientos involuntarios de músculos de la cara o alguna extremidad, masticación o “mordiscos al aire”, querer morderse una parte del cuerpo, chillidos en exceso, etc. y las de tipo generalizada se originan en un punto pero se diseminan por todo el cerebro. Se pueden asociar a problemas metabólicos, infecciosos, traumáticos o locales del cerebro. Se caracterizan por disminución de la consciencia, acompañados por movimientos de todo el cuerpo repetitivos o rigidez de los músculos. Dentro de las convulsiones generalizadas, lo más peligroso es lo que se conoce como estado epiléptico (status epilepticus), que es la presentación de convulsiones en serie, sin tener un adecuado periodo de recuperación, esto hace que el gasto de energía por la convulsión no pueda ser recuperado poniendo en serio peligro la vida de nuestra mascota.
Si nuestra mascota convulsiona por primera vez, generalmente no sabemos qué hacer y aunque parezca broma, lo más importante es conservar la calma, de esta forma podremos ofrecer ayuda a nuestro amigo. Al presentarse el preictus o periodo previo a la convulsión, el cambio de conducta y actitud nos pueden ayudar a sospechar que hay algo raro y de inmediato hay que retirar todo aquello que pueda ocasionar un accidente a nuestra mascota, hay que recordar que al convulsionar se pierde la conciencia por lo que podemos tratar de calmar a nuestro amigo pero siempre teniendo cuidado ya que pueden existir intentos de mordida (recordando que no se está conciente del acto), nunca meter la mano para sacarle la lengua a la mascota convulsionando, ya que de lo contrario puede haber un accidente hacia nosotros o a ella misma, en este momento de tener opción hablar de inmediato a nuestro Médico Veterinario para hacerle saber que iremos en camino y que nos pueda recibir de urgencia. El Médico Veterinario incluirá en el interrogatorio una serie de preguntas como: Edad, medicina preventiva, viajes a corto plazo, exposición a traumatismos o sustancias tóxicas, problemas médicos o quirúrgicos por los cuales allá cursado anteriormente, de ser posible se debe realizar un video del evento, para poder determinar el tipo de convulsión y la duración, pero si no es posible, poder cronometrar el suceso y poder describir el comportamiento del animal. El Médico Veterinario deberá realizar estudios de sangre, orina, heces, diagnóstico de enfermedades infecciosas como moquillo en perros e incluso resonancia magnética para descartar la presencia de tumores.
Tratamiento
Este inicia para los problemas primarios si los hay como el caso de enfermedades renales o hepáticas y después se debe realizar un tratamiento anticonvulsivo.
Es importante que no todos los medicamentos disponibles de uso humano se emplean en medicina veterinaria, ya que el organismo de nuestras mascotas los manejan de forma diferente, además la meta o éxito de este manejo se basa en disminuir el número o gravedad de las convulsiones (no siempre es posible eliminarlas al 100%), una vez iniciado el tratamiento, este durará al menos 3 años y las revisiones por parte del Médico Veterinario se deben hacer al menos cada 4 meses.