El adiestrar no intenta imponer tipos de comportamiento ajenos a la naturaleza de un perro, tampoco se trata de volverlo temeroso amenazándolo o quebrantarte su voluntad; por el contrario, se trata de proveerlo de lo conocimientos para que conviva de la mejor manera posible en nuestro mundo.

Nadie debería llevar a un cachorro a su casa sin antes pensar en enseñarte donde es su lugar correspondiente para ir al baño y cómo utilizarlo, enseñarle a acudir al llamado o a quedarse echado donde y cuando se le pida, es simplemente fundamental, un perro adiestrado no es únicamente para que se comporte mejor sino para mantenerlo más protegido.

Los perros son los únicos familiares que podemos escoger, lo cual implica proporcionarles todos los cuidados necesarios posibles.

Al adiestrarlos, logramos una mejor comprensión así como una mejor valoración y adaptación de sus cualidades, al mismo tiempo que aumentamos las posibilidades de estar un mayor tiempo con ellos convirtiéndolos en mascotas más sociables y con mejores modales, facilitando el hacerlos mayormente partícipes dentro del ámbito familiar.

Los perros siempre están dispuestos a aprender, ya que al igual que nosotros, sus cerebros necesitan una constante estimulación. Si se invierte tiempo para educar a un perro, lo que aprendió lo recordará durante toda su vida; claro, esto requerirá tiempo y paciencia aunque la idea no es que se convierta sólo en una mera rutina cotidiana, adiestrar debe ser una experiencia positiva continua, una oportunidad para el perro y su dueño de pasarla bien con un mutuo beneficio.

POR DARWIN ANGULO