Si tienes gato o vas a adoptar uno, una de las primeras preguntas que te habrás hecho es si debes bañarlo y con qué frecuencia hacerlo. Para saber la respuesta a esta y otras preguntas, así como algunos trucos para facilitar el proceso, sigue leyendo.
La mayoría de los gatos no requiere un baño tan regular como los perros, sobre todo porque para ellos, parte de su rutina es el acicalamiento. Su lengua les permite quitarse el polvo, la suciedad y el pelo muerto.
Además, el acicalamiento es una parte importante para la buena salud de la piel y pelaje de tu mascota. También ayuda a distribuir los aceites naturales producidos por la piel, lo que mantiene su pelaje suave y brillante. Muchos gatos, en especial aquellos con pelo corto, son muy eficaces en su propia higiene y rara vez requieren un baño.
Un baño es recomendable cuando quieras que tu amigo felino esté limpio y huela a fresco, pero hay algunas situaciones en las que se vuelve indispensable:
Si tienes un gatito, lo ideal es acostumbrarlo al baño desde una edad temprana, preferentemente después de las ocho semanas de vida. A esta edad, su sistema inmunológico está más desarrollado y pueden manejar mejor el estrés del baño.
La experiencia debe ser positiva: usa agua tibia, movimientos suaves y recompensas después del baño. Considera cepillarlo suavemente con una periodicidad corta (una vez a la semana) para que se acostumbre y disfrute este proceso.
Es muy importante no bañarlos antes de las ocho semanas, porque la mamá de ese cachorrito lo reconoce principalmente por su olor.
Lo primero a tener en cuenta es que si nunca bañas a tu gato, no pasa nada negativo, ya que ellos mantienen su higiene por sí mismos. Aunque en ciertas circunstancias, el baño les ayuda a evitar la acumulación de suciedad o grasa, que podría causar problemas dermatológicos, sobre todo en gatos con pelaje largo.
Para evitarlo, el cepillado regular es una alternativa eficaz que ayuda a revisar si hay alguna irritación en la piel, además de eliminar suciedad y pelo muerto sin necesidad de baños frecuentes.
Ahora bien, si deseas ayudar a tu minino con su limpieza, la frecuencia del baño dependerá del largo y tipo de pelo, las conductas de autoacicalado, su nivel de actividad, el medio ambiente en el que se desenvuelve y su salud en general. Por ejemplo, si es un gato que suele jugar en espacios como el jardín o un patio, podría acumular mucha más tierra y suciedad en su pelaje.
Asimismo, el baño demasiado frecuente o el uso de productos fuertes pueden opacar el pelo y causar piel seca, escamosa y en ocasiones irritada.
También ten presente que hay otras necesidades de acicalamiento, como el corte de uñas, limpieza de orejas y el cepillado para evitar enredos en su pelo.
Algunos gatos se agitan mucho e inclusive se ponen agresivos cuando se bañan, mientras que otros lo permiten como parte de la rutina. Si lo acostumbraste desde pequeño, suele ser más fácil realizar todo el proceso. Algunas recomendaciones para hacerlo más llevadero son:
En conclusión, aunque los gatos son animales naturalmente limpios que se acicalan solos, existen situaciones específicas en las que bañarlos es necesario y beneficioso. Recuerda hacerlo lo más placentero posible, para que el tiempo del baño no se convierta en una batalla campal y tu gato no se estrese demasiado por ello.
Para obtener más información sobre este u otros cuidados para tu mascota, visita a nuestros veterinarios en el Hospital Veterinario UNAM-Banfield, quienes te guiarán sobre los cuidados específicos que necesita tu mascota.